Hace poco escribí un artículo para una página con la cual colaboro creando contenido original acerca de el efecto que tiene la televisión en nuestros hijos, según una serie de estudios elaborados por instituciones con mucho prestigio. Las cifras son alarmantes.
En México, según un estudio de la Secretaría de Educación Pública, los niños entre ocho y catorce años pasan alrededor de cuatro horas diarias viendo televisión. Cuatro. El doble de tiempo que dedican a jugar y el triple del que dedican a leer. No son datos relevantes para nosotros? A qué le están dedicando tiempo nuestros hijos?
Mi bebé aún es muy pequeña para ver la televisión, aunque algunas personas me han insistido con que ya le podría gustar ver caricaturas, pero hemos decidido firmemente que trataremos de retrasar el mayor tiempo posible ese momento para que pueda disfrutar más de otro tipo de juegos donde desarrolle todas sus habilidades motrices y sensoriales. Para muchos tal vez seamos los “raros” “mojigatos” o cualquier adjetivo que nos haga sentir extraños al resto del mundo, pero es lo que queremos para nuestra hija, sobretodo después de las experiencias que he tenido en mi trabajo como maestra.
Cada cierto tiempo me entrevisto con las madres de familia de niños que presentan algún tipo de rezago educativo, problema de aprendizaje o discapacidad y me encuentro con las mismas respuestas a la pregunta ¿Qué hace el niño fuera de clases?:
1. Ver televisión
2. Jugar videojuegos
3. Jugar afuera
4. Jugar dentro de la casa
En ese orden. La mayor parte de los niños dedican largas horas a ver televisión o jugar videojuegos y casualmente son los que, sin presentar ninguna discapacidad o trastorno, presentan mayores problemas de atención y desempeño escolar. No tengo un estudio prestigioso o algo así para acompañar esta conclusión a la que he llegado, pero estos datos los ofrezco haciendo alusión a mi practica docente. La televisión está criando a muchos de nuestros niños y eso me asusta.
Pero dirán muchos, en la televisión pasan muchos programas educativos para los niños, sobretodo si se tiene servicio de paga, pero el problema no es ese. El problema no es tanto si la televisión ofrece programas educativos o no, tiene que ver con la forma en que los niños interpretan la información que les llega de la televisión.
Imaginen que nuestros hijos ven un documental en la televisión sobre las armas y lo fácil que es conseguirlas, cómo es que los que la trafican viven en lujos y tienen una vida llamativamente peligrosa. ¿Cómo interpretaría esto un niño sin un adulto al lado que le explique el enfoque del documental?
Podemos estar seguros que muchos programas dicen ser “para niños”, pero si no nos cercioramos del contenido no lo sabemos a ciencia cierta. Muchas de las caricaturas o dibujos animados, telenovelas, series y documentales muestran contenido sexual implícito o explícito, lenguaje vulgar y muchas otras cosas a las que seguramente no deseamos que nuestros hijos estén expuestos, por lo que es importante que estemos al pendiente de lo que miran y regular los programas de televisión.
La mayor sorpresa que me he llevado es el alto grado de credibilidad que muchas personas le tienen a la televisión, sobretodo en temas de política y gobierno. ¿Cuántos no viven engañados por solo creer lo que les dice la televisión?
Tengo miedo de que seamos familias criadas por la televisión y su contenido manipulado por unos cuantos, que aparte de engañar, distraer y generar el consumismo nos hace dependientes. Espero brindarle otras oportunidades a mi hija y lo deseo de verdad, de todo corazón, empezaré por el principio, dar el ejemplo.
¿Tu permites que tus hijos vean demasiada televisión?
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Foto: Little cute girl watching television home
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