Siempre me ha gustado asistir a conferencias, obras de teatro o conciertos en lugares cerrados para disfrutar de un buen momento cultural que me saque de la rutina y enriquezca mi vida. Regularmente, estos eventos tienen algún costo que con sacrificios he podido pagar, así que llego, escojo mi asiento, reviso la acústica, me preparo y mientras empieza me leo el programa completo o converso con alguno de los asistentes. Tan feliz me veo yo como las personas de la foto de arriba o por lo menos así me veía en mi mente cuando se me ocurrió repetir mis cruzadas culturales con mi pequeña bebé de casi cuatro meses de acompañante.
La cita era el jueves en la noche en el teatro de la ciudad, el evento, una conferencia sobre cáncer infantil. El doctor que trata a los niños que no cuentan con seguridad social iba a hablarnos sobre estadísticas, signos, síntomas y tratamiento. Así que nos arreglamos temprano y nos fuimos al lugar.
Llegando me percate que no había niños y mucho menos bebés en la conferencia, pero como la bebé es muy tranquila, no me preocupe. Nos sentamos cómodamente y esperamos a que iniciara.
En cuanto empezó a hablar el conferencista, mi bebé empezó a “hablar” también, que digo hablar, a gritar en su idioma nativo.
Oh que linda, pensé y supongo que pensaron otras personas que voltearon y la miraron con cara de ternura. “Ahhh! Seguramente está platicando con el doctor”- escuché por ahí
Pero todo empeoró cuando la bebé no dejaba de gritar, no de una forma lastimosa, sino como platicando. Me paré con ella y siguió gritando. La traté de arrullar y siguió gritando. Le ofrecí un juguete y nada.
Mi último recurso era el pecho, se lo ofrecí, lo tomó e increíblemente siguió haciendo ruidos mientras amamantaba!
Pronto las miradas de juicio empezaron a llegar y yo, me sentí terrible.
Los grititos de la bebé no se escuchaban más que el conferencista, pues yo pude poner atención, pero al parecer a muchas personas les molesta el estar escuchando a un bebé durante toda una conferencia para la cual pagaron su entrada.
Me salí al lobby del teatro y desde ahí escuchaba al doctor mientras la bebé seguía con su fiesta, la cual se intensificaba por la acústica del lobby. Hemos dado conciertos ahí, se escucha increíblemente mejor que dentro del teatro, así que supongo que todos siguieron escuchando a Emma, aunque estuvieramos afuera.
Y recordé que cuando no tenía hijos, también emitía miradas de juicio. ¿Por qué no callan a ese bebé?, pensaba.
Ahora comprendo. Lo intenté todo y la bebé no dejaba de balbucear fuerte, ella feliz, yo ansiosa.
Por mi parte, creo que no la volveré a llevar hasta que pase su etapa “gritona”, aunque según me informan, luego viene la etapa de correr por todo el lugar, azotar puertas y reirse a carcajada suelta. Oh cielos, creo que mi asistencia a eventos culturales se verá reducida considerablemente.
Ustedes qué piensan ¿Llevan a sus bebés a conferencias o eventos públicos?
Foto: Speaker business conference presentation audience hall
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sradiaz dice
Creo que al menos lo intentaré, como tu.
monstruuosa dice
Yo solo voy con ella a sitios o talleres donde sé que va a haber más bebés (por ejemplo, talleres de primeros auxilios para bebés, o de BLW). Si no, ni se me pasa por la cabeza, porque ella duerme poco y además, cuando está despierta, no para!
Joan Penfold dice
Si, creo es muy importante’. Gracias!
Mamá y maestra dice
Igual y tu bebé es más tranquilo que la mía.
Mamá y maestra dice
Monstruuua que gusto verte por aquí. Pues habérmelo dicho antes y me ahorro la pena! jajaja
Mamá y maestra dice
Gracias por pasar Joan, es importante que se vayan acostumbrando. Aunque es difícil al inicio.
Yen Soto dice
jajaja mmm yo creo que hay veces que vale la pena el momento incómodo en que te miran, porque pasa hasta en la fila del banco y ni modo que uno no haga sus pagos! hubo una vez que no me dejaron entrar por llevar a mi bebé a una expo-pyme en centro Banamex esa vez me setí discriminada y eso que mi bebé de meses iba en fular. De repente ya solo voy a lugares donde ellas son bienvenidas, el mundo no cambia de actividades pero uno si y pues antes solia organizar salidas culturales para grupos de mamás con bebés por el puro gusto de ir a una exposicion sin que un llanto fuera motivo de mala cara y funcionaba bien hasta que mis salidas se pasaron a lugares para prescolares y alli ya no hay problema.