De la estancia en el hospital y otros males opus II
En el nuevo turno, la nueva enfermera era un verdadero amor, nos atendió a la misma hora al día siguiente y con ella salimos del hospital.
Su principal misión era que en el turno de la noche saliéramos dadas de alta, pero no pudo ser, les contaré la razón…
Resulta que en el IMSS (seguro social mexicano) es requisito que para darte la alta tienes que bañarte. Si, bañarte… con agua y jabón. La razón es porque al bañarte demuestras que estás sana, fuerte y preparada para salir caminando por tu propio pie del hospital, según me dijo la enfermera.
Todo iba bien, ya me mareaba menos al pararme y podía ir al baño sola, creo que me sentía preparada para darme un rico baño con agua caliente, pero oh problema! el agua caliente tiene un horario y no era en ese momento.
Al percatarse de mi valentía y resolución, la adorable enfermera consiguió agua calientita y nos la trajo para que pudiera darme el baño. Me senté, me paré y me preparé para hacerlo. Empecé a temblar como loca y al quitarme las vendas, con la herida expuesta, cualquier movimiento me hacía sentir dolor, no obstante continué, ahí estaba mi mamá para ayudarme por si algo pasaba, además me sugirieron hacerlo sentada, pues ya habían tenido varios casos de madres desmayadas en el baño. No entendía por qué hasta que el agua tocó mi herida… empecé a ver un marco negro que se cerraba frente a mi, era mucho el dolor, sentía que me desvanecía, pero seguí, quería irme de ahí y disfrutar a mi bebé, pero no pude más… Me di lo que llamamos en mi tierra un baño “vaquero”, con una toalla húmeda y sin lavarme el pelo. La enfermera nos dijo que no valía, que íbamos a estar un día más…. noooo!
Por la noche todo estuvo tranquilo, nos atendió un enfermero que para mi sorpresa fue muy amable y servicial. Me puso la medicina que ardía con un goteo bajo para que no me doliera y me destapaba la intravenosa con mucha paciencia. También me trajo unas cobijas extras, porque realmente hacía mucho frío en el hospital y yo, sin ropa interior…
A la mañana siguiente llegó la doctora que se supone me revisaría para darme el alta, pero más bien pareció un interrogatorio sobre mis conocimientos anatómicos… recuerdo que le pregunté que si por cuánto tiempo sería normal que siguiera sangrando y me contestó “un mes”… yo puse cara de “enserio?” y me dijo irónicamente “claro que no, qué no conoces tu cuerpo? no debe durar más de 7 días”.
Después me preguntó que si a qué me dedicaba, le dije que era maestra y me dijo “pues si así sabes de reproducción humana, espero que mis hijos no sean tus alumnos”
…
……
………
Arghh!
Pude decirle muchas cosas, pero aparte de ser maestra soy una dama y defensora de los derechos de las personas vulnerables, como lo era yo en ese momento y le dije sonriendo “Sé muchas cosas, pero no me acuerdo de todo”. Espero que sus hijos no sean mis alumnos NUNCA. No sé si eso se considera violencia obstétrica o qué, pero no se me hace justo que esa doctora vaya por ahí riéndose de la ignorancia de los demás. Sé que es mi obligación estar informada, pero en ese momento no recordaba ni cómo me llamaba, solo quería irme de ahí.
Al final decidió darme el alta y me indicó que las suturas de mi cesárea se absorberían solas, pero que de todas maneras tenía que ir a revisión en 7 días con el médico general. Ordenó mi salida y nos preparamos. Pregunté si me darían silla de ruedas para salir hasta el auto y me dijeron que no, que tenía que caminar… qué??!!! eran más de 300 metros!
Díganme exagerada pero caminar después de una cesárea es dolorosísimo… pero lo hice, ayudada de mi esposo y mi mamá. Ver la luz del sol otra vez, sentir el clima cálido de mi ciudad y besar por primera vez a mi bebé fuera del hospital hicieron que me importara muy poco todo lo que pasó dentro.
Mi experiencia fue casi excelente, de no ser por la enfermera malvada y la doctora humillante, pero solo fueron unas horas.
Y hasta aquí la historia de mi estancia de dos días y dos noches en el hospital 🙂
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Nerdosauria dice
Wiiii~
Hasta que lo lei jajaja… que maldita la doctora para mi fue un: “yo soy doctora y tu solo una maestra” como si eso valiera mas. Yo le habría dicho que “tampoco la quiero de apoderada, pues las sabelotodo son las peores”…ok quizás no puesto q ella entregaba el alta. Me sorprendí con lo de q debes bañarte para salir. Voy a averiguar si en Chile también se da.
Nos leemos pronto =)
Erika dice
Por mi experiencia puede decir que son unos salvajes 🙁 y ahora mi segundo bebé, gracias a Dios no nacerá en el IMSS. Horror!!..y nada grato la experiencia con la anestesiologa, juro que trate dé contenerme pero no lo logré jajajj y con todo y dolores le dije dos verdades, creo que después de eso fue cuando me pusieron más atención.