¿Cuántas veces hemos intentado que nuestros hijos hagan algo y no quieren? ¿Qué podemos hacer? Hay muchas estrategias que funcionan de acuerdo a cada familia, el día de hoy, Vanesa Pérez nos comparte lo que le funciona: la psicología inversa.
¡NO QUIERO, NO QUIERO Y NO QUIERO! ¡ALERTA! LLEGA EL MOMENTO DE UTILIZAR LA PSICOLOGÍA INVERSA
¿Tu hijo se llena la boca con el NO a todas horas? No te desesperes, puedes conseguir que cene, que coma, que recoja sin gritos, y lo mejor, de manera que ambos os sintáis vencedores….
Llega la cena, y tú, a esas horas, con esos pelos de loca, los nervios a flor de piel, que no puedes con tu vida, que a punto estás de comerte a alguien y el niñ@ (en mi caso niñ@s) ¡qué no, que no y que no!… Con la comida, con la cena, con la tarea de recoger juguetes…
De nada sirve repetir, amenazar, ni levantar la voz, porque como niños listos que son, la cosa sólo hace que ponerse peor y peor.
Y entonces redescubres la Psicología Inversa. Eso que tantas veces habías leído y que te parecía charlatanería, ahora cobra su sentido y ya te digo que te salva de la locura más espantosa.
Para que nos entendamos, no es más ni menos que conseguir que el niño haga lo que queremos, dando instrucciones y sugerencias opuestas a lo que queremos conseguir, manipulación en estado puro.
¡No te alarmes! No estamos minando la autoestima de la criatura, nada más lejos. Al contrario, el niño, va a llevarte la contraria para reafirmarse, para fortalecer su autonomía.
Puedo decir que funciona, de maravilla en niños pequeños, especialmente en niños con carácter o cabezotas, como los míos, que no ven el momento de demostrarme lo que saben y lo bien que lo hacen todo.
¿Cómo lo hago?
* Cuando hay un componente emocional, porque no le da la gana vamos, no porque se haya comido dos filetes y el/la pobre esté a punto de reventar. “No quiero sopa”, “Vale, pues no te la comas, así no vas a crecer. Ya nos la comemos nosotros y nos vamos a hacer super grandes”,
“No te la comas, ni se te ocurra comerla”
* Diciendo lo contrario de lo que le estaba diciendo o desafiándol@. Cuando mi cinco no quiere recoger, por más que insisto, no hay manera. “Bueno, pues no recojas, si no sabes déjalo y ya lo haremos nosotros. No aprenderás nunca a ser ordenada, pero no te preocupes” En cuanto me doy la vuelta, a recoger. Porque ella no va a ser menos que nadie. Porque tiene habilidades, porque sabe pero tiene una cabeza como un melón y lo de llevar la contraria es de familia, qué le vamos a hacer (miedo me da la preadolescencia)
*Y lo que no falla, las dos alternativas. Dale dos opciones que a ti te convienen, y que elijan. “No quiero más” “A ver, o te comes tres o te comes cuatro cucharadas, qué prefieres…” Hay que mantenerse firme, pero al final, cede.
Lo importante es la firmeza, ya me contarás. ¡Un abrazo fuerte!
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[…] mamá desconciliada y especial, con sencillez y sin más pretensiones que compartir. Aquí lo tenéis ¡¡Nos vemos […]