Mucho hemos hablado en este blog sobre la crianza respetuosa, tratar a nuestros hijos como seres humanos que piensan y sienten, entender sus necesidades y de estar conscientes que como padres, siempre vamos a cometer errores. Acorde a esto, me gustaría hablar sobre el tema de pedir disculpas a nuestros hijos, si bien es cierto que lo debemos decir para que ellos sepan que tienen padres imperfectos y sientan nuestro amor, a veces nos convertimos en unas máquinas de pedir perdón ante cualquier circunstancia.
Confieso que lo hago a menudo, a veces sin pensarlo y le pido disculpas a mi hija por no poder atenderla mientras estoy cocinando, por bañarla cuando hace frío, incluso cuando se ha caído porque me distraje, lo consideraba normal, pero semana leí el artículo de José Luis Cano “La disculpa neurótica” y me percaté que tal vez no estaba muy bien pedir disculpas por todo.
Hay muchas cosas interesantes que comparto contigo:
El autor comparte que los niños no necesitan disculpas, sino seguridad y amor, que cuando repetimos muchas veces los mismos actos por los que nos disculpamos, el perdón no es muy significativo para ellos.
Cito:
La disculpa crónica sin soluciones, nacida no tanto del amor cuanto de los sentimientos de culpa del adulto, confunde y desarticula la capacidad de respuesta del niño de varias maneras. Por ejemplo:
- La disculpa intenta engañosamente “convencer” al niño de que es más amado de lo que realmente es (pues de otro modo no sería habitualmente agredido);
- Inhibe (reprime) su legítima -y necesaria- respuesta de enfado, odio y resentimiento;
- Le hace sentirse culpable por experimentar precisamente esas reacciones tan “injustas” frente a un agresor/a tan supuestamente “bueno” e “inocente”;
- Le desarrolla deseos antinaturales de “proteger” al adulto;
- Le crea sentimientos de desconfianza, descrédito y rebeldía frente al adulto, ya que las palabras de éste nunca van acompañadas de hechos, de cambios, de mejoras reales.
En consecuencia, las disculpas inútiles de las madres y padres neuróticos van enseñando a sus hijos que:
-
El amor es una vivencia dolorosa, frustrante y basada en “perdonar”, es decir, en tragarse los errores ajenos en vez de protegerse/reaccionar adecuadamente frente a ellos;
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Es mejor, pues, negar la realidad, sobrevalorar e idealizar a los padres;
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Es mejor, con más motivo aún que cuando no hay disculpas parentales, desconectar de la propia soledad, de las verdades íntimas, de la dignidad, de la autoestima. Neurotizarse.
Todas estas palabras me pusieron a pensar y conectar un poco con mi yo interno, preguntarme a mí misma:
¿Seré una de estas madres neuróticas? ¿He aprendido a sobrevalorar e idealizar a mis padres? ¿Tengo desconfianza al verdadero cambio? ¿Niego la realidad?
Quiero ser una buena madre para mi hija, pero aún tengo mucho que aprender, que analizar dentro de mi. Estamos en el camino y estas lecturas ayudan mucho a abrir los ojos.
¿Qué te parece este artículo? ¿Crees que el pedir disculpas excesivamente dañe a nuestros hijos?
Foto: Leyram Odacrem
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AdoroSerMama dice
Vaya post interesante!!!
La verdad es que no tenía ni idea de que tan siquiera pudiera ser mínimamente desaconsejable pedir disculpas a nuestros hijos.
Mi hija tiene 15 meses y yo le pido disculpas cuando hago algo que creo que está mal o si por mi culpa se da un coscorrón o algo.
A mí NUNCA me han pedido mis padres disculpas por NADA. Y la verdad es que lo he echado en falta muchas veces.
Yo creo que mi niña debe saber que sus padres la adoran pero que no son perfectos y que cuando nos equivocamos hay que saber pedir disculpas sea a quien sea. No por ser yo su madre tengo que estar exenta de mostrarle mi arrepentimiento si en algún momento he hecho algo mal.
Es mi humilde opinión la verdad.
Un besazo y gran post!
Mamá y maestra dice
Gracias por tu comentario, estoy de acuerdo con pedir disculpas a nuestros hijos, pero el artículo dice que cuando lo hacemos muy seguido y nuestra conducta no cambia, deja de surtir efecto en nuestros hijos. Un post para pensar 🙂
madrexilio dice
Hola Isis, muy interesante el tema. Como sabes yo soy muy pro-terapia. Pienso que todo el mundo debería analizarse, si no es con terapia, entonces meditando, leyendo o como mejor se sienta de hacerlo. Quien nunca ha pensado en estos temas cuando se convierte en padre/madre y quiere llevar una crianza respetuosa puede que sienta estar frente al espejo de su propia infancia, quizá le sea doloroso ver a los padres de una manera en que nunca los vio hasta entonces o tal vez depierte a otra manera de pensar.
Desde mi punto de vista para ser padres respetuosos muchas veces tenemos que repensar nuestros valores, estar en paz con nuestro niño interior y leer, reflexionar, hacernos más sabios a través de lo que nuestros niños nos enseñan cada día. Hay que esforzarse, trabajar para ser cada día mejor y sobre todo hay que querer, porque poder es querer 🙂
¡Me encantó tu reflexión!
¡Un beso venezolano desde Budapest!