“¡Castigado a la silla de pensar, a reflexionar sobre lo que has hecho!”
A esto en la facultad lo llamaban “Time out” o tiempo fuera. Un rincón donde el niño o la niña debía pensar acerca de sus acciones, sobre aquello que había hecho mal, y era una alternativa a gritos y situaciones conflictivas muy efectivo. Venía pautado hasta el tiempo en el que el pequeño debía permanecer ahí, en silencio, que aumentaba según la edad.
Por eso, cuando me enteré de que en la Guardería de mi hijo pequeño aplicaban ese método me pareció fantástico, porque me aseguraban que era muy efectivo con él en determinados momentos. Y lo comenzamos a usar.
Y vaya que si funcionaba. Era decirle que se iba castigado al rincón de pensar e inmediatamente se echaba al suelo a llorar, suplicando y jurando que no lo volvía a hacer.
Sin embargo, esa maravillosa pedagogía de repente se convirtió en un drama. Un niño llorando desconsolado, muerto de miedo, un sentimiento de culpa como ningún otro y la sensación de que ese método no era tan maravilloso como me lo habían hecho entender.
Entonces comencé a leer artículos sobre el tema que me confirmaron lo que yo pensaba, que no era, ni de lejos adecuado y mucho menos para niños tan pequeños. Mi hijo estaba asustado. Temblaba ante la amenaza del “rincón de pensar”. ¿Eso era lo que pretendía enseñarle? ¿A comportarse bajo amenazas?
Me he convertido en una firme detractora de este método, por unas simples razones:
- No deja de ser un castigo. Y los castigos se han demostrado que no funcionan. Eliminar refuerzos positivos (quitar dibujos que les gusten, juguetes, recompensas…) es mucho más efectivo.
- El niño no reflexiona durante ese período de tiempo. Está enfadado, asustado ante lo que percibe como una amenaza, y se encuentra ocupado teniendo un berrinche inmenso. Si se calma, es probable que comience a buscar formas de distraerse hasta que acabe ese tiempo de “reflexión”.
- Al niño tan pequeño le faltan herramientas cognitivas para resolver determinadas situaciones, comprenderlas y racionalizarlas. Actúa por impulsos muchas veces llevado por ese egocentrismo tan característico. Y es un momento del desarrollo que ha de pasar y no podemos modificar a golpe de silla o rincón. Cuando se encuentran en ese bucle de enfado porque les hemos regañado al hacer algo que no está bien, no responden. Son emoción pura y hasta que no se calmen no hay manera de que podamos tener una conversación sosegada con ellos. Y para calmarlos la amenaza de ese terrible Rincón de pensar no es lo ideal.
- Es una bomba a nivel emocional: se sienten aislados, rechazados, juzgados, impotentes y mucho más enfadados que antes.
Hemos de tratar buscar estrategias alternativas: que se calmen, que estén solos si lo desean un rato, que traten de explicar qué ha sucedido, pero sobre todo tratando de mantener la calma nosotros y sin gritar, y no, no es fácil, es de las cosas más complicadas, pero pensemos que nuestros patrones de conducta son la fuente de la que beberán nuestros hijos en el futuro.
Autora: Vanesa Pérez Padilla, psicóloga.
Madre de familia numerosa, incluyendo un niño con discapacidad, nos cuenta su aprendizaje y vida en el blog:
http://ydeverdadtengotres.blogspot.mx/
- Esta Vuelta al cole, marca todas tus cosas con Bienpegado - agosto 24, 2023
- Explorando la distrofia muscular de Duchenne: conozca los indicios clave, los síntomas predominantes y la urgencia del diagnóstico precoz - agosto 1, 2023
- Tus hijos se divierten con Lingokids: el método PlaylearningTM hace que aprender inglés sea un juego durante el verano - junio 22, 2023
Yolanda T.N. dice
Gracias por el artículo, a mi nunca me ha hecho mucha gracia lo de la silla o el rincón de pensar, y con esto lo confirmo. La pena es que padres y centros escolares lo siguen utilizando. Besos
Paula dice
Gracias.
El año pasado mi hijo tuvo una maestra de la “vieja escuela”, o sea, no actualizada. Un día mi pequeño llegó con la frase “silla de pensar”. Me costó mucho trabajo que él me explicara qué era esto, tenía miedo.
No estuve de acuerdo, y lo platicamos con la maestra y con la escuela para erradicar esta práctica.
Pero el daño estaba hecho. Mi hijo tenía miedo. Cuando hacía algo ” malo”, él solito se separaba. Me ocultaba las cosas…
Después de batallar bastante, y con el apoyo de su nueva maestra, le hemos devuelto a mi niño la confianza y la seguridad.
Heidy dice
Como adultos hay un procedimiento natural que todos realizamos luego de una crisis: pensar, hacer un alto y re-definir. Tras comportamientos inaceptables con el entorno (como agredir física o verbalmente) en la vida real estás haciendo un corte con tu entorno. La silla de pensar tiene como objetivo enseñarte estas dos cosas que suceden en la vida real: es necesario pensar tras una crisis, hay una separación cuando no se ha respetado al grupo. Por supuesto que aplicar la técnica requiere empatía de parte del adulto, la finalidad no es tomar revancha sino enseñar. Hay otro punto a considerar el llanto de un niño puede tener dos razones: sufrimiento real, berrinche. Es necesario discernir ambos para poder ayudar a esa niño o niña y no perjudicarles en su desarrollo.El artículo tampoco es realista ¿cuáles serían las otras estrategias?
alejandro dice
SI FUNCIONA, es muy efectivo. Es obvio que el niño al principio va a llorar. Ya que es tu tipo de disciplina o castigo (no es un premio), ¿A quien nos gusta que nos disciplinen? Los niños necesitan Disciplina y Amor. No hacerlo genera niños mimados
Este video te aclara tus ideas en la practica, con un niño real, tú misma saca tus conclusiones.. https://www.youtube.com/watch?v=DTwTSn1HOfM