En casa de mis padres, las labores de limpieza se distribuían equitativamente sin distinción de sexo, así que ustedes podían ver a mi hermano lavando los platos, la ropa y el piso, sin que nadie dijera que era una actividad exclusiva de las mujeres. Así crecí, influenciada por las ideas de mi madre que me enseñó que los hombres pueden (y deben) compartir responsabilidades.
Así que cuando empecé a salir con mi esposo, fue una de las cosas que hablamos, porque veníamos de estilos de crianza diferentes, tenemos habilidades e intereses diferentes y eso podía suponer un problema fuerte de convivencia más adelante. Costó un poco de trabajo pero al final llegamos a un acuerdo, que nos hemos esforzado por cumplir.
He de confesar que nunca me ha gustado hacer los quehaceres del hogar, pero mi esposo es magnífico en ello, así que el hecho de que ambos colaboremos me parece maravilloso, pues no sólo compartimos la limpieza, sino también la crianza y el trabajo.
Algunas personas se sorprenden cuando ven a mi esposo haciendo el desayuno, cuidando a mi hija mientras salgo o bañándola, me dicen que “me ayuda mucho” pero no, la verdad es que yo creo que mi esposo no me ayuda en nada. Ambos nos estamos esforzando para sacar adelante a la familia.
Sí, leíste bien, él no me ayuda en nada. Es su compromiso, su deber como padre involucrarse en la crianza de nuestra hija, así que reflexionando pienso que cada vez que decimos “ayudar” implica que es nuestra toda la responsabilidad y que ellos están ahí para apoyar cuando puedan.
Cuesta trabajo quitarnos esa costumbre, pero si lo pensamos bien, ellos no tienen por qué ayudarnos en nada con la casa ni con los hijos, porque también son padres y viven ahí, tienen la responsabilidad de hacerlo, aunque nuestra cultura diga lo contrario.
Me da mucho gusto que cada vez veo más papás cargando a sus bebés, sacándolos a pasear y asistiendo a las juntas escolares, porque le están enseñando a sus hijos a desechar las costumbres machistas y de discriminación a la mujer. En mi opinión están enalteciendo la labor del padre y ayudando a que las nuevas generaciones sean seguras, responsables y felices.
Ahora, ¿Cuál es nuestra labor como mamás?
- Enseñar a nuestros hijos a compartir las responsabilidades del hogar desde pequeños, sin importar si son niños o niñas.
- Dejar de pedir ayuda, mejor compartir, colaborar como un equipo.
Es un camino largo por recorrer, sobretodo en familias con costumbres muy arraigadas, pero sí se puede, empecemos a construir hoy.
Y a ti ¿Tu esposo te ayuda o colabora en la crianza de tus hijos?
(El artículo completo fue escrito originalmente para Disney Babble en http://www.disneybabble.com/mx/voces-babble/yo-no-quiero-que-mi-esposo-me-ayude-con-los-ninos)
Foto: Father playing with her daughter de Shutterstock
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