Cuando estuve embarazada por primera vez, fue un momento para celebrar, porque lo habíamos esperado por varios años y tras muchos intentos fallidos teníamos pocas esperanzas en lograrlo. Nació mi hija y decidimos esperar para darle un hermanito por cuestiones médicas y personales, queríamos prepararnos lo mejor posible para recibir un nuevo integrante, pero el camino no ha sido color de rosa.
Yo suponía que tras haber sido madre, la próxima vez sería mucho más fácil y pronto llegaría un nuevo bebé, no obstante no ha sido así. La primera vez que la prueba salió negativa me sentí un poco desanimada, la segunda, un poco más y la tercera me puse a llorar. Muchos sentimientos me invadieron, aquellos que me recordaban que no había nacido para ser madre y por eso no me era tan fácil. Tal vez parezca que son pocos intentos y que me quejo por todo, pero en esos momentos uno llega a sentirse fatal, sobre todo cuando empezamos a fijarnos que hay otras mamás que parecieran no tener problemas para concebir.
(El artículo completo fue escrito originalmente para Disney Babble)
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